Cambia cómo estudias si necesitas subir tus notas

La conducta observable de un estudiante, como el esfuerzo y el nivel de actividad, son un mal indicador de su aprendizaje. Lo que realmente importa es la profundidad con la que entiende, procesa y aplica la materia.

Imaginemos esta situación. Javier pasa el fin de semana estudiando para el examen de historia que tiene el lunes. Lee y relee la materia, destaca las partes que le parecen relevantes con distintos colores, hace resúmenes, y ve algunos documentales en YouTube. Sin embargo, al momento de hacer la prueba, sintió que fue difícil, le costó recordar lo que estudió y había preguntas que no entendía. Días más tarde, se sintió frustrado al recibir la nota, después de todo el esfuerzo realizado para obtener un resultado tan pobre.

En contraste, tenemos el caso de Beatriz. En vez de concentrar el tiempo de estudio en las horas previas, lo distribuyó en varias sesiones separadas por días. Comienza la práctica respondiendo preguntas, y luego revisa aquellas cuya respuesta está incompleta o contiene algún error. Después, se explica a ella misma las partes de la materia que le parecen más confusas, simulando que se la enseña a una compañera. Al llegar el día del examen, Beatriz responde con seguridad y obtiene una nota que confirma su trabajo.

Aunque el esfuerzo y la actividad de los alumnos pueden parecer similares, hay una gran diferencia. A pesar de que Javier parece muy activo, su esfuerzo mental para comprender la materia es bajo y se enfoca en detalles poco importantes.

Por otro lado, Beatriz se esfuerza en procesar el contenido de manera profunda. Se enfoca en los aspectos relevantes, organiza la información de forma lógica y la conecta con sus conocimientos previos. Gracias a este enfoque, logra un aprendizaje significativo.

En conclusión, la conducta observable de un estudiante no siempre refleja la calidad de su aprendizaje. Lo importante es el esfuerzo mental dedicado a comprender y retener la materia.

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